16 de febrero de 2023.-
El Colegio de Logopedas del País Vasco, entidad que agrupa y representa a los 400 logopedas colegiados de Euskadi, ha realizado en Bilbao un curso titulado ‘Mitos y realidades sobre el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH)’. La iniciativa formativa ha sido impartida por el Dr. Gregorio Montero González, médico psiquiatra especializado en salud mental infantil y juvenil, TDAH y problemas con las nuevas tecnologías.
El experto advirtió de que la población, cuando se le pregunta acerca del TDAH, siempre piensa en la hiperactividad. «Sin embargo, no olvidemos a las niñas que pueden tener un déficit de atención sin hiperactividad que muchas veces pasa desapercibido y no llegan a recibir un diagnóstico, ni ayuda ni un tratamiento. Son niñas y adolescentes que luego acaban desarrollando síntomas de ansiedad. En esto hay un sesgo de género. Casi siempre tratamos y diagnosticamos a los niños por la hiperactividad y suele ser un diagnóstico precoz. Sin embargo, muchas veces las chicas no consultan hasta que los problemas son graves en el instituto. Por ello, en numerosas ocasiones nos encontramos con que se ha retrasado el diagnóstico ocho o diez años, o hasta la edad adulta».
Otro aspecto que destacó durante su intervención se refiere a que el TDAH no siempre conlleva medicación. «La medicación, cuando está indicada, es segura y efectiva. Sin embargo, no en todos los casos hay que empezar por la medicación». El experto abogó por «un tratamiento multimodal completo, que incluya empezar por medidas psicopedagógicas y psicológicas y, luego, si está indicado el tratamiento, valorarlo con un médico especialista en el TDAH y en el neurodesarrollo».
Importancia del trabajo en red
El Dr. Gregorio Montero valoró positivamente en el curso organizado por el Colegio de Logopedas del País Vasco el trabajo en red. «Necesitamos trabajar con una red de profesionales desde donde converjan distintos puntos de vista, como psiquiatría, neuropediatría, psicología, logopedia, pedagogos, profesores y padres. Necesitamos estar todos alrededor de los niños y adolescentes, tanto en el TDAH como en muchos otros cuadros y situaciones». El psiquiatra señaló la coordinación en casos particulares y las iniciativas formativas, como elementos que contribuyen al trabajo en red.
«Las etiquetas, como la del TDAH», continuó exponiendo el médico psiquiatra, «nos sirven a nivel práctico como profesionales; pero no perdamos de vista que las etiquetas no existen. El cerebro de las personas no entiende de etiquetas. Sin embargo, el cerebro entiende de funciones y áreas. Lo más frecuente no es que haya TDAH, autismo, trastorno de desarrollo del lenguaje, sino que lo más frecuente es que se den dificultades en lenguaje, en la socialización, en las funciones ejecutivas, en la concentración, etc. Y a todo eso, le ponemos etiquetas. Estamos poniendo etiquetas a funciones cerebrales que están muchas veces relacionadas».
El Dr. Gregorio Montero concluyó con un mensaje a los padres y los profesionales: «todos, como adultos, podemos hacer una contribución muy importante en el desarrollo de los niños y adolescentes más allá del TDAH. Y esa contribución viene dada por factores que están a nuestro alcance, como el asegurarnos de que los niños y adolescentes duerman lo suficiente; mantengan una nutrición saludable; hagan ejercicio físico regularmente, si puede ser, al aire libre; y eviten un uso excesivo de las pantallas de videojuegos, móviles, tablets, etcétera».
Comorbilidad entre dislexia y déficit de atención
En el curso se abordaron casos de niños y jóvenes con TDAH, trastorno del aprendizaje, trastorno de desarrollo del lenguaje y trastorno del espectro autista, problemas que son tratados por distintos profesionales sanitarios.
En este sentido, Antonio Clemente, presidente del Colegio de Logopedas del País Vasco y vicepresidente del Consejo General de Logopedas de España, declaró que «es bastante frecuente que se dé una situación de comorbilidad entre una situación de dislexia y otra de déficit de atención». Según declaró, «desde la logopedia siempre estamos atentos a estas situaciones y cuando tenemos una consulta por una posible dislexia, siempre miramos cómo está el cálculo, el razonamiento numérico y la recuperación de hechos matemáticos, y, por otra parte, cómo está la atención. Con respecto a los aspectos numéricos hay pruebas específicas para valorarlos, y para el déficit de atención hay unos protocolos que tienen que cumplimentar, por un lado, la familia y, por otro lado, el profesor con el que tenga más relación el niño. Y a tenor de los resultados de esos protocolos, que se corrigen con un programa informático, es decir, sin dar lugar a una interpretación subjetiva del profesional, vemos si existe o no un riesgo elevado de déficit de atención. Y si hay un riesgo elevado, porque lo marca el programa, entonces estamos ante una posible situación de trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad. Entonces, se indica a la familia que debe realizar una valoración para confirmar o desestimar el diagnóstico».
En relación con el diagnóstico del TDAH, «no se realiza a través de pruebas biológicas, sino que atiende a criterios clínicos, siendo la interpretación del especialista lo que determina el abordaje del paciente. Ya se ha dado la circunstancia, en varias ocasiones, de que, ante un mismo caso, dos especialistas distintos han opinado diferente. Es un diagnóstico que nosotros lo fiamos a la experiencia del médico. Por lo que es importante contar con una red de especialistas de confianza», subrayó.
Si se confirma el diagnóstico por déficit de atención «estamos ante un niño que está en una situación que debe ser comunicada a sus profesores para que adopten las medidas que tiene previstas el departamento de Educación; y nosotros, a la hora de trabajar con él, también lo tenemos en cuenta, porque queremos que rinda bien».
«Nos preocupa también», señaló el presidente del Colegio de Logopedas del País Vasco, «la cantidad de síntomas que aparecen asociados o secundarios a este problema y que pueden pasar desapercibidos o ser mal interpretados. Porque cuando hablamos de déficit de atención con o sin hiperactividad, la gente en lo que piensa es un niño que no para quieto. Y no siempre es así. Además, las familias tienen mucho temor a que a su hijo le puedan medicar. No tienen la información mínima que les permita tener una reacción de tranquilidad y de saber que se puede solucionar el problema de su hijo».
El logopeda insistió en que el «estar en una situación con TDAH no tiene nada que ver con la inteligencia. Lo que ocurre es que estos niños rinden a nivel ejecutivo muy por debajo de lo que podrían rendir, porque están en una situación que afecta a su nivel de atención. Entonces, desconectan con mucha frecuencia y los profesores deben estar muy atentos para que no se den estas circunstancias o que se den con una frecuencia que aboque al niño a un fracaso en el aprendizaje».
En cuanto a las redes de profesionales de distintas disciplinas, como la psiquiatría, la psicología, la educación y la logopedia, «funcionan si hay buena comunicación entre profesores, familia y profesionales de apoyo, como nosotros los logopedas. Si esto se da, estos niños no tendrían que tener ningún problema para pasar de curso, realizar el aprendizaje, dominar el currículum que le plantean, etc. Y podrían hacer los estudios igual que los demás, siempre que se conozca el problema y se aborde de la manera adecuada, proponiendo las medidas compensatorias de rigor. E, igualmente, el niño ha de poner de su parte e ir desarrollando sus recursos».
Antonio Clemente finalizó poniendo de relieve que «el problema surge cuando las personas del entorno del niño no son conscientes de lo que hay y reaccionan echando broncas, poniendo castigos, suspendiendo, etc. Todo esto provoca un caudal de emociones más o menos negativas que suele acabar dando como resultado un rechazo ante la institución académica. Y son menores que, en otras circunstancias, podrían tener un rendimiento típico o, incluso, un rendimiento, de acuerdo a su capacidad, elevado».