18 de febrero de 2022
A día de hoy, no hay evidencia científica de que el uso de la mascarilla cause retraso del lenguaje. En este documento hablamos sobre algunas cosas que sí empezamos a saber sobre la pandemia, el neurodesarrollo y la comunicación.
Sobre lo que se ha publicado
Algunos profesionales del ámbito sanitario, social y educativo han declarado notar ciertos retrasos en el desarrollo del lenguaje y el habla a partir de la llegada de las mascarillas con la pandemia de COVID-19. Esto es preocupante y hay que prestar atención a estas percepciones para comprobar si tienen un carácter sistemático. Es decir, hacen falta estudios para comprobar si se corresponden con datos significativos.
Algunos medios de comunicación no han hecho un buen uso de esta información y han dado a entender que estas impresiones ligadas a la práctica son hechos contrastados. La realidad es que a día de hoy no tenemos evidencia de que el uso de las mascarillas al hablar con niños cause retrasos en el habla o en el lenguaje. De hecho, algunos estudios recientes, y también algunos resultados preliminares aún sin revisión de pares, parecen indicar que no es así.
En el escenario actual, debemos estar atentos al desarrollo de estas investigaciones y ser muy prudentes a la hora de realizar afirmaciones sobre el efecto de las mascarillas y de la pandemia en el neurodesarrollo de los niños.
Lo que sí sabemos
Esto no quiere decir que la situación que estamos viviendo no sea preocupante y que no se tengan que vigilar de cerca sus posibles efectos adversos. Algunos estudios recientes muestran que se están produciendo retrasos en el neurodesarrollo en los primeros 6 meses de vida de bebés nacidos durante la pandemia (Shuffrey et al., 2022). Sin embargo, estos efectos no se correlacionan ni con el uso de la mascarilla, ni con la exposición in utero a la infección de COVID-19 de la madre. Se piensa que el estrés ligado a la situación de pandemia estando embarazada podría tener un papel en el neurodesarrollo de esta generación de bebés. De momento, hace falta más observación y tiempo para saber cómo va evolucionando el desarrollo de los bebés, ya que los autores indican que este retraso podría recuperarse por la gran plasticidad cerebral en el inicio de la vida.
Está claro que hay que diferenciar los efectos que presuntamente pueda ejercer el uso de mascarilla en los niños de los efectos de la situación social que ha provocado la pandemia. Por ejemplo, en la red de centros de atención temprana, debido a los colapsos causados por la situación de pandemia, se han producido retrasos en la asistencia logopédica en niños candidatos a recibir tratamiento. Esto puede hacer que algunos niños acaben arrastrando y acumulando dificultades durante un tiempo que sea crucial para la intervención. En muchos casos, la precocidad de la detección y el inicio del tratamiento son fundamentales.
La percepción con mascarilla
Estudios recientes muestran que niños de 2 años pueden reconocer palabras familiares a través de mascarillas opacas (Singh et al. 2021). Por otro lado, la preimpresión de un estudio, todavía sin revisión de pares, mostró que, en la interacción de bebés con sus madres, el uso de la mascarilla no supuso una disrupción en comparación con la situación sin mascarilla (Tronick et al. en prensa). Estos datos parecen indicar que los niños usan estrategias compensatorias en la percepción para suplir el hecho de no ver los labios.
Está claro que escuchar a alguien con mascarilla es mucho más fatigante porque la percepción (y esto se sabe desde hace muchos años) es multimodal. Es decir, cuando alguien nos habla, nos fijamos en lo que viene por vía auditiva pero también nos fijamos mucho en los labios. Si una de estas dos modalidades, la visual, se anula, tenemos que hacer un esfuerzo extra para comprender lo que nos dicen, especialmente si el entorno es ruidoso. Así que no sería extraño que algunos niños desconecten más a menudo cuando se les habla en clase. La situación es especialmente delicada cuando el niño tiene déficit auditivo. La barrera de comunicación es mucho más grande en estos casos.
Es importante distinguir también entre los retrasos escolares que se puedan haber observado causados por la situación de pandemia de los retrasos a nivel del neurodesarrollo. En este sentido, algunos medios han mezclado el retraso en el aprendizaje de contenidos curriculares escolares con el retraso en la adquisición de la facultad del lenguaje. Un retraso en el desarrollo del lenguaje es de una naturaleza diferente a un retraso escolar.
La adquisición del lenguaje y la mascarilla
En los primeros años de vida, lo más importante para adquirir el lenguaje es estar rodeado de un entorno lingüístico. El hecho de ver a tu interlocutor o su boca no es una condición necesaria. Pensemos por ejemplo en las personas ciegas o con un cierto déficit visual. A pesar de que estas personas tienen unas características particulares en sus aprendizajes, no tienen retraso del lenguaje de manera masiva por no ver la boca del interlocutor. Los logopedas no tenemos las consultas llenas de niños con discapacidad visual. Para adquirir el lenguaje hay que estar inmerso en un contexto lleno de experiencias lingüísticas. Hay estudios que muestran que cuando los niños crecen en un entorno pobre en interacciones lingüísticas exhiben un vocabulario más pobre. Esto, leído en clave de confinamiento, nos da pistas sobre oportunidades perdidas. Pero no es tanto una cuestión ligada a la mascarilla sino al hecho de compartir momentos y experiencias diversas.
La voz con la mascarilla
La mascarilla también puede conllevar problemas a nivel de salud de la voz. Igual que pasa al hablar por teléfono, cuando hablamos con mascarilla, como el interlocutor no nos ve la boca, intentamos contrarrestar esta dificultad de comprensión con mecanismos compensatorios de tensión perilaringea y cervical, y con un aumento del volumen. Esto, sostenido en el tiempo, puede acabar instalando un hábito de mal uso vocal y desencadenar lesiones en las cuerdas, como por ejemplo los conocidos nódulos vocales.
Qué pueden hacer las familias
Para mitigar esta privación de experiencias de los niños, es bueno que las familias intenten compensarlo con otras que sean significativas. Compartir tareas donde está implicado el lenguaje, como leer cuentos, preparar recetas, jugar con roles simbólicos o decir adivinanzas pueden ser muy interesantes para estimular el lenguaje y para fortalecer los vínculos con los niños.
Referencias
Shuffrey, L. C., Firestein, M. R., Kyle, M. H., Fields, A., Alcántara, C., Amso, D., Austin, J., Bain, J. M., Barbosa, J., Bence, M., Bianco, C., Fernández, C. R., Goldman, S., Gyamfi-Bannerman, C., Hott, V., Hu, Y., Hussain, M., Factor-Litvak, P., Lucchini, M., … Dumitriu, D. (2022). Association of birth during the COVID-19 pandemic with neurodevelopmental status at 6 months in infants with and without in utero exposure to maternal SARS-CoV-2 infection. JAMA Pediatrics, e215563. https://doi.org/10.1001/jamapediatrics.2021.5563
Singh, L., Tan, A., & Quinn, P. C. (2021). Infants recognize words spoken through opaque masks but not through clear masks. Developmental Science, 24(6), e13117. https://doi.org/10.1111/desc.13117
Tronick, E., & Snidman, N. (2021). Children’s reaction to mothers wearing or not wearing a mask during face-to-face interactions. SSRN Electronic Journal. https://doi.org/10.2139/ssrn.3899140