• La Asociación reclama la implementación de protocolos específicos que detecten de manera temprana los niños y niñas con riesgo de dislexia.

 

  • «Es imprescindible que el sistema sanitario vasco aborde su responsabilidad y normalice el diagnóstico público de los trastornos específicos del aprendizaje desde los centros de Salud Mental Infanto-Juvenil o mediante convenios colaborativos con logopedas».

 

  • «Para que las intervenciones frente a la dislexia resulten beneficiosas es imprescindible que se realicen lo más tempranamente posible, antes de los 10 años de edad. Sin un servicio público que lo contemple, la desigualdad económica y social ahondará, sin duda, en la inequidad».

 

Bilbao, febrero de 2022.- La Dra. Isabel Molina, pediatra del centro de salud de Ugao-Miraballes y presidenta de la Asociación Dislexia Euskadi Elkartea, ha manifestado «nuestra preocupación ante la falta de implicación que demuestra el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza con respecto al colectivo al que representamos» y ha reclamado diversas mejoras en la detección, diagnóstico y tratamiento de este trastorno.

 

La dislexia es el trastorno de aprendizaje más frecuente en niños y niñas. Se caracteriza por la dificultad significativa y persistente en la adquisición de la lectura, siendo independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional. Aparece de forma inesperada a una edad temprana cuando el niño y la niña se inician en la lectoescritura. A su vez, es una de las principales causas del fracaso escolar.

 

En primer lugar, en relación a la detección de menores en riesgo de dislexia y otros trastornos específicos del aprendizaje, la experta ha puesto de relieve que «Osakidetza contempla la evaluación de la comprensión y de la lectoescritura por parte de enfermería de pediatría en el Programa de Salud Infantil a los 6 y a los 8 años; sin embargo, no proporciona herramientas para poder valorar esta habilidad metacognitiva, como es la comprensión».

 

Por ello, desde la Asociación se ha pedido «implementar el Programa de Salud Infantil con las herramientas de detección y prevención de dislexia ya existentes, como el Prodiscat Pediátrico, un protocolo estandarizado que se emplea para la detección temprana de menores con riesgo de dislexia».

 

El abordaje de la dislexia ha de hacerse antes de los 10 años de edad

En segundo lugar, en relación al diagnóstico de dislexia y otros trastornos específicos del aprendizaje, la presidenta de la Asociación Dislexia Euskadi Elkartea ha destacado que, «en el Marco General de Colaboración Educación-Salud Mental (2018), se señala explícitamente que el diagnóstico clínico debe realizarse por profesionales del ámbito de la salud; sin embargo, en la actualidad, una mayoría significativa de los profesionales de Salud Mental desconoce que esta tarea forme parte de su ámbito de actuación y, en consecuencia, no se realiza, a pesar de estar codificada en el DSM-V, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales».

 

Según ha reclamado la Dra. Molina, «es imprescindible que el sistema sanitario vasco aborde su responsabilidad y normalice el diagnóstico público de los trastornos específicos del aprendizaje desde los centros de Salud Mental Infanto-Juvenil o mediante convenios colaborativos con logopedas del ámbito privado, debido a la falta de un número mínimo suficiente de estos profesionales en el sistema sanitario público».

 

Pese a que en el ámbito mundial se reconoce que la prevalencia de dificultades específicas de aprendizaje (DEA) está entre un 5 y un 15 % de los niños y niñas de edad escolar, «en la base de datos del departamento de Educación del Gobierno Vasco se estima que los diagnósticos de DEA únicamente se sitúan en el 1,81 % de la población escolarizada en la Educación Obligatoria. Esto refleja claramente la invisibilidad y falta de atención que reciben las personas con dislexia, disortografía, disgrafía y discalculia en nuestra comunidad autónoma».

 

La portavoz de la Asociación ha afirmado que «nos alarma conocer los datos que el Colegio de Logopedas del País Vasco señala en relación al número de logopedas trabajando en el Servicio Vasco de Salud (menos de una docena), para atender a más de dos millones de personas en Euskadi. Varias de las síntesis de las mejores evidencias realizadas hasta la fecha, coinciden en señalar que las intervenciones centradas en las habilidades fonológicas y en las correspondencias entre letras y sonidos resultan eficaces en la intervención para el tratamiento de la dislexia. Para que dichas intervenciones resulten beneficiosas es imprescindible que se realicen lo más tempranamente posible, antes de los 10 años de edad. Sin un servicio público que lo contemple, la desigualdad económica y social ahondará, sin duda, en la inequidad».

 

«Desde la Asociación Dislexia Euskadi Elkartea, urgimos a Osakidetza a una contratación de personal clínico y, en concreto, de logopedas, que garantice la atención en general y, muy en particular, el correcto abordaje de las necesidades del colectivo de personas al que representamos, no atendidas por esta Administración desde hace décadas», ha concluido la presidenta de esta asociación.

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