Aún es pronto para contar con las cifras del número de personas que han superado la COVID-19 y necesitan de la ayuda de un logopeda para recuperarse, pero es que esta infección no deja indiferente a nadie y también puede provocar secuelas orofaciales en bastantes pacientes.
En una entrevista con Infosalus, Salvador Jiménez Hernández, logopeda y miembro del Colegio Oficial de Logopedas de Madrid nos cuenta que la principal secuela del paciente que ha superado la COVID-19 en este sentido es la debilidad muscular orofacial y laríngea.
Según concreta, ésta se manifiesta principalmente en la función deglutoria (disfagia), afectando a la seguridad y a la eficacia de la deglución de la siguiente forma:
A la seguridad, por el riesgo de penetración de alimentos y de líquidos en las vías respiratorias, debida al defecto de cierre de las cuerdas vocales, y a la disminución del grado de elevación laríngea, que facilita la acumulación de restos alimentarios en la hipofaringe que pueden ser aspirados posteriormente.
·A la eficacia, por la dificultad para manejar el bolo en la fase oral y a la dificultad para propulsarlo hacia el esófago. Si, además, hay pérdida de fuerza muscular o peristaltismo faríngeo, el tiempo de deglución se incrementa y, por consiguiente, habrá más riesgo de que queden restos alimentarios a lo largo del trayecto, lo que aumentará también el riesgo en la seguridad del proceso deglutorio.
«La disfagia puede provocar diversos grados de deshidratación y de desnutrición, lo que dificulta aún más la recuperación de la masa muscular del paciente afectado por COVID-19. También supone un mayor riesgo de neumonías aspirativas, especialmente graves en estos pacientes en los que la función respiratoria ya ha quedado bastante afectada por la propia enfermedad», subraya el también logopeda especialista en alteraciones de la voz y de la motricidad orofacial y trabajador del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).
Otra secuela importante es la disfonía o alteración de la voz, según prosigue, es la provocada por la pérdida de capacidad respiratoria y por la debilidad de la musculatura laríngea (las cuerdas vocales no llegan a juntarse del todo en la fonación). «En los casos de pacientes que han estado intubados o con traqueotomía, este hecho se manifiesta de una forma más severa, encontrando casos de afonía completa», agrega.
El también experto del Centro Médico Carpetana, de Madrid, subraya que generalmente la voz suele ser débil y soplada, de escasa intensidad y pobre en armónicos tras superar una COVID-19: «Sin embargo, no es raro encontrar situaciones opuestas: disfonías hipercompensadas. Esto es debido a que el paciente, al ver afectada su voz, intenta fonar por encima de sus posibilidades y acaba generando un patrón compensatorio excesivo. La calidad de la voz suele ser, en estos casos, excesivamente apretada o tensa, ligeramente soplada y con un tono desplazado al rango de los agudos».
En otras ocasiones, sostiene que el esfuerzo fonatorio hace que intervengan otras estructuras laríngeas (como los pliegues ventriculares), provocando que la voz tenga además una calidad de mayor ronquera.
En estos casos, el especialista del Colegio Oficial de Logopedas de Madrid destaca que el logopeda es el profesional que puede entrenar al paciente para mejorar el tono, la fuerza, el rango de movilidad y la coordinación de la musculatura orofacial y laríngea afectada, así como rehabilitar las funciones involucradas, como la deglución, el habla y la fonación.
¿EN QUÉ CONSISTEN ESTAS TERAPIAS?
Con ello, Jiménez Hernández subraya que las terapias que pueden implementarse en estos casos son diversas, y varían en función del grado y del tipo de afectación. En el caso de que sea necesario rehabilitar la disfagia dice que existen técnicas específicas, que abarcan desde aspectos indirectos (entrenamiento de la musculatura afectada, técnicas de incremento sensorial, técnicas de estimulación del reflejo deglutorio, etc) a técnicas directas como cambios posturales, maniobras de ayuda y modificaciones del bolo (volumen, consistencia, lubricación, sabor, temperatura, entre otros), así como modificaciones de la dieta.
Para rehabilitar la voz, el especialista en alteraciones de la voz y de la motricidad orofacial sostiene que se emplean técnicas enfocadas a mejorar el patrón respiratorio, la coordinación fonorrespiratoria, así como diversas técnicas de emisión vocal. «Entre estas últimas se encuentra bastante evidencia de su eficacia en las de Tracto vocal Semiocluido (TVSO). Pero también existen técnicas específicas para mejorar el cierre glótico y de relajación laríngea en los casos de sobrecompensación, entre otras», apostilla.
En cualquier caso, advierte de que el logopeda seleccionará las técnicas más apropiadas a cada paciente en particular, en función de su sintomatología, de su grado de afectación, y de sus circunstancias particulares (personales y profesionales). «La duración del tratamiento vendrá dada por la evolución de cada paciente. Independientemente del número de sesiones semanales que éste asista a tratamiento, es importante recalcar la importancia del trabajo diario en el domicilio, siempre siguiendo fielmente las indicaciones que le haya dado su logopeda», agrega.
En última instancia, Salvador Jiménez Hernández, logopeda y miembro del Colegio Oficial de Logopedas de Madrid subraya que en los actuales momentos sanitarios que atravesamos por la pandemia COVID-19, el logopeda se ha mostrado como un profesional «indispensable» en la rehabilitación de las secuelas que afectan a la voz, al habla y a la deglución, funciones esenciales para el ser humano. «La alteración o pérdida de dichas funciones afectan a las personas en todos sus ámbitos, mermando su calidad de vida», subraya.